PRESENTACIÓN

“Era Una Chica Plástica” es una muestra de pensamientos y acciones a través del arte contemporáneo, que tiene la firme convicción de que el arte es una herramienta efectiva de transformación social responsable, y que además es el vehículo que viabiliza la activación lo posible, es decir, que haga que aquello que no es posible o realizable hoy sea realizable el día de mañana.
“Era Una Chica Plástica”, más que una exposición, es una reflexión que propone desde el arte una posición ética y comprometida con el tema de la imagen y la identidad femenina en nuestro contexto, cuestionando los cánones y simbolismos que alrededor de la “idea de mujer” se han construido.
Teniendo como meta reivindicar la imagen y la identidad femenina como un mundo plural, rico y diverso, posibilitando la libre autodeterminación desde la individualidad de cada quien.
El concepto de “otredad” es fundamental en esta reflexión. La valoración de la individualidad, y el reconocimiento del otro como un igual, hace posible el entendimiento de que la riqueza de la individualidad radica en la diferencia, y que subvertir la intención comercial que instituye cánones desconocedores y negadores de la diversidad del ser, es fundamental para evitar caer en la creación sistemática de patrones, estereotipos y consumidores poco reflexivos.
Buscando un impacto positivo en la comunidad en general, “Era Una Chica Plástica”, como investigación, es conciente que no estamos frente a un tema exclusivo de quienes lo padecen, todos tenemos que ver con esta problemática, por lo cual, se ha buscado que las obras que en esta muestra se incluyen, sean altamente comunicacionales e interactúen activamente con el espectador, porque precisamente “todos tenemos que: VER…”.
Las reflexiones que están reunidas aquí, además de atender los cuestionamientos urgentes sobre genero, determinante para nuestra cultura, en dirección contraria al tratamiento de objeto material de placer y de consumo, vinculan técnicas, procesos, conceptos y acciones plásticas concretas en aras de formular y exhibir “otras” realidades “otras” dimensiones y “otros” tratamientos que reivindican el papel social, histórico y cultural de la mujer en la sociedad.


Investigación curatorial a cargo de

Oscar Roldán

Asistencia Curatorial

María Paulina Restrepo
Katherine Posada

ARTISTAS PARTICIPANTES

Camilo Echeverri
Carolina Ospina
Diana Moreno
Diego Escobar
Elizabeth Betancur
Gabriel Mario Vélez
Katherine Posada
Liliana Posada
Lina Castaño
Paula González
Sandy Arboleda
Santiago Betancur
Santiago Sepúlveda
Vance Jacobs
Zinayda Quiñonez



















Elizabeth Betancur

Elizabeth Betancur

Instalación

2007

Las imágenes que más predominan en nuestro entorno son las relacionadas con la moda y el vestuario, asociadas con una larga tradición, ligada a la disconformidad social en especial de las mujeres, que viene sujeta a una estética obsesiva y que esta entrelazada con formas humanas imposibles, haciendo necesario esculpir y perfeccionar el cuerpo mediante cirugías para pertenecer a una sociedad global.Este trabajo esta centrado hacia el tratamiento corporal que algunas personas pueden o quieren darle a su cuerpo, esta basado en los sometimientos quirúrgicos y su similitud con el tratamiento que se le da a las prendas de vestir, y la relación tan estrecha, que la una tiene con la otra en el campo de la moda y el encajamiento social. Es una reflexión acerca de cómo hoy es posible cortar y cocer nuestro cuerpo tan fácil como si estuviéramos hablando de ropa, pareciera que piel dejara de tener su real importancia, como si se considerara la piel solo como otro tipo de tela, al cual podemos diseñar a nuestro tamaño.

Gabriel Mario Vélez

Gabriel Mario Veléz

Mujer en Blanco

Fotografía Impresión digital

2007

De la luz siempre se ha pregonado su capacidad para exhibir, para hacer visible lo que se encuentra oculto en la oscuridad. Precisamente la fotografía, en su génesis misma, se encuentra marcada por este principio, ya no como figura sino requisito técnico imprescindible. Sin embargo y a la vez, dicha condición resulta tan fundamental que cualquier señalamiento pareciera recalar en la obviedad.Desde los más claros principios de las mitologías de la técnica, el flash, casi siempre frontal, funciona en su más clara literalidad como una herramienta de iluminación, buscando a su máxima potencia, inundar cada sombra, cada pliegue de la carne. La mujer es el blanco, el target de un disparo de luz calibrado para producir una transustanciación instantánea, fugaz y que deja su destello inscrito en el material fotosensible como el rastro de una fulguración, de una proyección fatasmagórica.Pareciera que fuera el erotismo la referencia más elemental de la visibilización femenina, una interpretación de rápido desciframiento en una lectura superficial de la historia humana. Pero lo femenino es la fuerte, la concentración de energía telúrica que alimenta toda génesis a través del cordon umbilical de sus múltiples facetas. Por eso hay mucho de ambiguo en la escenificación de roles que la mujer ha desempeñado a través del tiempo, casi siempre en el papel de victima, como actor secundario y marginal; pero tal vez es ese el mejor indicio de la potencialidad de su energía. Porque si la mujer ha sido sometida y dominada, se debe al temor que causa su inmenso poder: poder de creación y destrucción y en todos los casos, de transformación.En si misma, la notación poética del deslumbramiento luminoso, remite a la figura mística del ser elevado, o lo que es lo mismo, del ser iluminado. Una fórmula que invoca la distanciación del mundo material a través de la sublimación de lo corruptible. De este modo la mujer en blanco permite imaginar el ideal de un ser transfigurado. Tocada por la luz, la densidad de su carne se convierte en una fulguración etérea (misteriosa), que además se alberga en el espacio atemporal de un escenario mítico. La luz, paradigma de lo inmaterial, agrede con la fuerza de una tromba que barre con su marea toda densidad, toda sustancia. Se trata de una revelación, pero una capaz convertir al ser revelado en un genérico sin identidad. El más exhaustivo lavatorio en procura de la más sugestiva desrealización.El proyecto Mujer en Blanco, procura llevar hasta las últimas consecuencias el principio iluminador de la luz, y como resultado, se ubica en un paralelo paradójico -tal como lo es la sola advocación de lo femenino-: la luz, fuente de toda revelación, en exceso consigue ocultar tan eficazmente como lo hace su ausencia. Un tratamiento fotográfico que efectivamente contraviene todos los principios convencionales de la corrección técnica, pero no con un propósito contestatario sino argumentativo; un ejercicio de pertinencia, en el que la técnica se recurre por apropiación y que finalmente también se incorpora como metáfora.Tal es el caso de la mani-pulación digital que permite hacer efectivo el control de la mano: un ejercicio de dominio sobre la transfiguración del personaje y del escenario que habita. El resultado es un producto que pareciera aspirar a la decoración a través del trucaje y del mucho efecto, pero que al final resulta poco confortable y más bien incómodo.



Zinayda Lorena Quiñonez

Zinayda Lorena Quiñonez

MASCARAS DEL CUERPO

Fotografía Análoga – Impresión digital

2006

Según la artista el cuerpo femenino como objeto mediador de los deseos más ocultos y escondidos, se convierte en esclavo de sus propias intensiones y de las ajenas depravaciones mentales. Un cuerpo femenino que actúa en la sociedad y se inventa un papel para poder ser aceptado, que busca realidad en un mundo ficticio. Ya no somos individuos, no tenemos iniciativa, ni hacemos parte de las conversaciones importantes; nos vamos acabando y degenerando, nuestro cuerpo se desequilibra, hasta el punto de ya no poder hablar, ni poder movernos libremente, de sentirnos asfixiadas, amarradas y presas en un mundo hecho por estereotipos imaginarios.El cuerpo femenino se camufla, se limita, se enmascara y se muestra hermosa en la sociedad pública; para luego llegar a destaparse, a extenderse, a desenmascararse y a observarse monstruosa y deformada en su lugar intimo, a observar un cuerpo-cuero (CUERPO).“Mi obra fotográfica siempre trata sobre el cuerpo femenino y sus diversos papeles en la sociedad, siempre poniéndome como protagonista, para poder vivir y sentir lo que quiero decir. A veces hasta llegar al punto de hacer dieta para lograr una fotografía y de sentirme asfixiada por los aparatos y accesorios que utilizo”.